lunes, 16 de abril de 2007


En el 2005 Sony apostó por primera vez por los videojuegos portátiles con su PSP (la jugada le salió así así). Ahora retorna al salón con la polémica PS3, y según diversos rumores, el próximo paso será en los móviles, y eso parece lógico, porque este creciente sector está mejorando de forma muy rápida, resultando cada vez más atractivo para todos.
El primer intento en esta línea ya lo hizo Nokia con su N-Gage (una gran idea que posiblemente nació demasiado pronto y no supieron resolver con acierto) pero tal vez ahora sea un momento más propicio, y de hecho, vuelven a sonar rumores de un nuevo dispositivo de juego desde Finlandia.
Segun nuestro Insider’s Report, es casi seguro que los próximos móviles de gama media y alta de Sony-Ericsson cambiarán su sistema de menús por uno calcado al de la PSP (tal y como ha hecho ya la PS3), con una línea horizontal…

Ya podemos disfrutar de la vida en directo, y no como los manipulados trozos de video de Gran Hermano, según nos lo quieren vender, claro. Justin.tv se ha abierto a la red con la clara determinación de mostrarnos todo lo que hace un individuo a lo largo del día, bueno y de la noche, porque este joven de 23 años, no se despega de las miradas ajenas ni cuando va al baño. Quizás la novedad es que la emisión de las imágenes es constante, aunque con muchísimos cortes.
Como siempre tiene que haber un primer motor inmóvil, el dinero lo pone Y Combinator, que además pretende que no sea una experiencia única, sino que varias personas vayan con sus cámaras a todos los lados. ¿Es que los demás no tenemos derecho a la intimidad? ¿Qué pasaría si decenas de personas saliesen a la calle y nos grabasen a todos? Con la tecnología móvil estamos cerca de conseguirlo.

Es fin de semana, el único momento en el que uno puede encontrar un rato para descansar y cuidarse. Por eso, siempre es una buena idea mezclar ambos conceptos en algo como una ducha relajante con cromoterapia como esta. Se trata de un elaborado y cuidado sistema de techo o pared de Signorini Design, que combina una sólida y finísima construcción metálica, con un diseño minimalista y una tecnología de agua y luz que transforma una simple ducha en una experiencia de lujo.
Utiliza dos focos que generan luces azules, verdes, amarillas y rojas, perfectas para activar los diferentes estados de ánimo, lo cual pide a gritos un sistema de sonido a la altura, pero que de momento no parece que incluya.

a la cabeza



¿Puedes encontrar al hombre de la foto? ¿Cuánto tiempo te llevó?

De acuerdo con experimentos médicos:


Si lo encuentras en tres segundos, tu cerebro es más desarrollado que el de las personas normales.
Si lo encuentras en un minuto, tu cerebro tiene un desarrollo normal.
Si te tardas de 1 a 3 minutos, tu cerebro esta reaccionando lentamente, ingerir mas proteína te puede ser de ayuda.
Si te tardas mas de 3 minutos, tu cerebro es muy lento y la única sugerencia es ensayar con mas diseños de este tipo para desarrollar esta zona del cerebro.


No es una broma, el hombre realmente está ahí!






bandits









CLASIFICACION del 54º CONCURSO de PAJAROS CANTORES de JARDINES DE ALBIA organizado por el CAFE IRUÑA en el marco de las XXIII Fiestas de Primavera

El tradicional Concurso de Pájaros Cantores de Jardines de Albia, que desde 1987 viene organizando el CAFE IRUÑA en la mañana del primer domingo después del uno de mayo, a modo de colofón de las bilbainas Fiestas de Primavera, (vide reseña, adjunta, de la historia de este concurso) volvió a celebrarse, de la mano del Grupo Ornitológico "Txori Lagunak" y con el apoyo del Area de Cultura del Ayuntamiento de Bilbao, en la mañana del domingo 8 de mayo de 2005, con la participación de un total de 211 pájaros, procedentes de Bizkaia, Gipuzkoa, Araba, Zaragoza, Cantabria y La Rioja, que suponen un incremento de participación del 30% con respecto a la pasada edición, y el reparto gratuito de 2.000 tarjetas postales conmemorativas de esta efemérides bilbaina.
Siendo los resultados de la Competición oficial para pajaristas federados, con jilgueros, pardillos y mixtos de ambas especies (cruce de jilguero o pardillo con canario) especialmente educados y catalogados como "de concurso", los siguientes:
En jilgueros, sobre 70 participantes, se proclamó ganador el pájaro educado por Francisco Ruiz de Zaragoza, seguido de los educados por Fernando Txoko de Ondarroa, y Eduardo Acega de Bilbao.
En pardillos, sobre 81 participantes, se proclamó ganador el pájaro educado por Imanol Urrutia de Algorta, seguido de los educados por José A. Rodriguez de Barakaldo, y Fernando Carrera de Algorta.
En mixtos de jilguero, sobre 31 participantes, se proclamó ganador el pájaro educado por Santiago Blanco de Eibar, seguido de los educados por Juan Fernández de Arrankudiaga, y Garikoitz Arza de Orozko.
Y en mixtos de pardillo, sobre 29 partipantes, se proclamó ganador el pájaro educado por José Mª Fernández de Galdakao, seguido de los educados por Marcelino Alonso de Bilbao, y Alfonso Jimenez de Barakaldo.
-------------------------------Para más información, contactar en el 665 73 99 93 y 94 440 16 64 con José Angel Sanchoyerto, actual presidente del Grupo Ornitológico "Txori Lagunak"


LOS CONCURSOS DE PAJAROS CANTORESEN "JARDINES DE ALBIA.
Breve reseña histórica de su primer cincuentanario, realizada por D. Julio Albizuribe.
Los Concursos de Pájaros Cantores para jilgueros, pardillos y mixtos de ambas especies (cruce de jilguero o pardillo con canario) han sido, durante décadas, un rito característico de la estación primaveral, que se sigue repitiendo anualmente en diversos lugares de toda Bizkaia, durante los meses de mayo y junio.

El Concurso de Pájaros de Jardines de Albia, que este año 2005 alcanza la quincuagésimo cuarta (54) edición desde su inicio en 1951, y la decimonovena de su reinstauración, en 1987, por el Café Iruña, siempre fue uno de los concursos más populares, siendo varias las generaciones que lo recuerdan como algo entrañablemente bilbaino.

Los primeros concursos datan aproximadamente de los años 33 ó 34; pero ciencia cierta sabemos que, en el año 36, se celebró un concurso en la "Cervecera del Norte"; que en el año 41, volvió a repetirse en el mismo sitio y que el 42 se celebró en el Instituto.
En el año 1951 empezaron a celebrarse los concursos en el "Txakoli de Montaño", organizados por la Sociedad Artxandazar y como consecuencia de este concurso, y el mismo año, el domingo siguiente se comenzaron a celebrar en "Jardines de Albia", concursando los que habían conseguido premio en Montaño en el jardín frente a la iglesia de San Vicente, y en el otro jardín el resto de los participantes.
Repitiéndose este mismo sistema hasta 1964, en lo que podríamos considerar como primera época del Concurso de Pájaros Cantores de Jardines de Albia.
A partir de 1965, pasó a organizar el concurso el Grupo Ornitológico de Bizkaia "Txori Lagunak", por entonces presidido por D. Carlos Bahón, a quien han sucedido: D. Teodosio Teran, D. Jacinto Bertolín, D. Victor Arana y D. José Angel Sanchoyerto, su actual rector.
Durante esta segunda época el concurso sufrió algunos cambios de ubicación, habiéndose celebrado un año en el Parque de Dª Casilda, dos en la Cervecera de Deusto y otro en la Plaza Nueva.
Hasta que a partir del año 1987, en su tercera y más explendorosa época, el "Concurso de Pájaros Cantores de Jardines de Albia" ha pasado a ser organizado por el CAFE IRUÑA, con el asesoramiento y dirección técnica del TXORI LAGUNAK, y el patrocinio del Area de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Bilbao, siempre en el primer domingo después del Uno de Mayo (retrasándose al segundo domingo, cuando el día uno cae en el primer sábado de mes) y como colofón de las bilbainas Fiestas de Primavera, que anualmente organiza el propio Café Iruña.
La afición ha ido creciendo a través de estos 54 años y así como en un principio apenas si participaban de 30 a 50 pájaros, en los últimos años el número de participantes ha llegado a alcanzar los 300 ejemplares (163 en la última edición de 2004), venidos incluso de provincias limítrofes.
Para + información:94 440 16 64 - 665 739 993 - José Angel Sanchoyerto






Verderón Común
Carduelis chloris
El Verderón Común, Carduelis chloris, es un sólido pájaro de cuerpo compacto y cabeza grande, cuyo plumaje, visto de lejos, parece solamente verde. Sin embargo, de cerca, o teniéndolo en la mano, el macho posee matices muy destacados. El obispillo es amarillento, las plumas primarias de las alas tienen manchas amarillo vivo, lo mismo que los laterales superiores de la negruzca cola. Las partes superiores, cabeza y espalda, son pardo grisáceas teñidas de verde oliva oscuro; el mentón, la garganta y el pecho son verde amarillentos con tinte gris, y el vientre y las axilas muy amarillos. El pico cónico y muy fuerte, es blancuzco con el extremo pardo oscuro; los tarsos y los pie son color carne, muy claros, y el iris de lo ojos, pardo.
La hembra no tiene la coloración amarilla verdosa tan destacada. La cabeza, nuca y espalda es pardo grisácea oscura, con algún rayado. El obispillo es verde amarillento, y la partes inferiores, pardo grisáceo teñidas de verde amarillento. El bajo pecho y el vientre son amarillos o blanquecinos. En los laterales de la cola tiene menos amarillo que el macho. En conjunto, su plumaje es mucho meno brillante. Los jóvenes verderones se parece a las hembras, pero las partes superiores de su cuerpo están muy rayadas, y lo mismo sucede en el obispillo, que no es amarillo, sino pardo. En el pecho y vientre hay un ligero tono amarillo sobre el gris general.
El Verderón Común rehuye bosques densos, pero no zonas arboladas y claros o linderos. Prefiere huertos de frutales y árboles formando hileras que alternan con césped en parques, jardines y avenidas. Más abundante próximo a ciudades y pueblos, e incluso dentro de ellos en calles y plazas, donde anida casi al alcance de la mano en árboles de adorno y grandes arbustos y emparrados. En la campiña, las parejas están dispersas cerca de cortijos y caseríos, bordes de carreteras caminos, etc.
El pico fuerte y el color general verdoso oscuro del plumaje, en el que destaca mucho el borde anterior de las alas, las primarias y la parte superior de las rectrices de la cola con vivo color amarillo, son rasgos tan inconfundibles como la solidez de su cuerpo cuando lo descubrimos saltando por el suelo, entre la hierba o la tierra llena de plantas parásitas de una rastrojera, donde, generalmente, come en el otoño e invierno. Muy gregario después de la cría, su dispersión empieza inmediatamente que los jóvenes son capaces de valerse por sí mismos. Su vuelo es ondulado y potente, con batidos de alas que alterna con planeos, llevando aquéllas bien plegadas junto al cuerpo. En primavera, las parejas establecidas para criar se posan normalmente en las ramas altas de los árboles, los machos siempre al descubierto. En invierno pueden concentrarse sobre arbustos y plantas que tengan mucho fruto, como laureles y hiedras. Hallándose ampliamente distribuido por todas partes, es uno de los pájaros más abundantes de la avifauna europea. Newton (1972; estima, por ejemplo, que su población en las Islas Británicas puede estar cerca del 3 por 100 de la del total de pájaros que habitan aquellas islas, y en onceavo lugar en abundancia con respecto a las demás especies.
El Verderón Común es un pájaro expresivo, pero que emite notas y canto poco musicales. Si está alarmado, lanza un plañidero e insistente ¡tsuiit! En vuelo, un repetido y acelerado ¡chichichichichi! Pocas semanas antes de la primavera empiezan los machos a lanzar un recio y prolongado zurrido ¡tsuirr...! También al volar o posados en grupos emiten insistentemente un suave ¡chip, chip! El canto es un gorjeo melodioso, pero no muy musical ni en tono muy alto, formado fundamentalmente por un conjunto de notas sin relación unas con otras, y entre las que introduce intermitentemente un suave ¡tsuii! Tanto este canto como la llamada de los machos son lanzados desde posadero alto en árboles o arbustos, y también el canto en vuelo de celo. En días soleados de enero no es infrecuente escuchar la voz de los machos viejos ya establecidos en su territorio, pero realmente no lo hacen con fuerza hasta pasado el 15 de febrero. Mayor intensidad tiene en abril y mayo, pero puede continuar fuerte en junio y julio, e incluso en agosto. El canto otoñal en octubre es muy esporádico.
En función de su potente pico y gran tamaño, es un pájaro muy voraz que necesita diariamente una gran cantidad de alimento vegetal. Enumerar todas o parte de las semillas y frutos que come sería interminable, puesto que come de todo. Las semillas de lino, trigo, avena, alpiste, cáñamo, girasol, etc., pueden concentrar ingentes cantidades de verderones, tanto en los campos donde se recogen o hay residuos de cosechas como en las proximidades de silos y almacenes. Allí crean verdaderos problemas y tienen que ser ahuyentados con ingenios de carburo que producen explosiones intermitentes y que son eficaces a medias, porque los pájaros pronto llegan a acostumbrarse a ellas.
El celo de los verderones comienza pronto. Muchas parejas se han establecido ya en febrero, pero realmente no puede decirse que este pájaro sea un reproductor muy temprano, y aunque los machos realizan vuelos circulares ya en el mes de marzo, en general los primeros nidos no están construidos hasta la última semana de abril. Nidos en marzo son regulares en algunas zonas, pero excepcionales en general. Con seguridad puede estimarse un periodo desde el 12 de abril hasta el 5 de mayo como de construcción de los primeros nidos. Utiliza para ello lugares muy variados, que van desde una planta trepadora o la hiedra que cubre una pared hasta altos árboles, pasando por arbustos siempre verdes y pequeños o medianos árboles de adorno o sombra plantados en parques, jardines y avenidas. No hacen el nido a mucha altura, pero tampoco cerca del suelo. Habitualmente prefiere la horquilla de una rama, y no son pocos los que están bien pegados al tronco principal. Bastante voluminoso, el nido está formado por hierba seca y musgo junto con tallos finos y forrado en su interior con fibras vegetales, raicillas, pelo y no es infrecuente encontrar también plumas o un poco de lana. Newton estima que los nidos de los verderones son justamente colocados fuera del alcance de nuestro brazo, y esto es realmente cierto.
La puesta normal está casi siempre entre cuatro y seis huevos, muchas veces hay cinco y más raras son las de tres y siete. Jourdain cita incluso una de ocho huevos. Tienen la cáscara lisa y brillante, y su color es azul muy pálido, algunos blanco sucio y con puntos y rayas muy esparcidos por toda la superficie de color pardo rojizo o violáceo. Huevos atípicos, pueden ser completamente blancos, y hay considerable variación en su forma y tamaño. Jourdain, para cien huevos colectados en la campiña británica, da un promedio de medida de 20,6 por 14,8 mm., con un máximo de 24,1 por 14,2 mm., o 23 por 16,5 mm., y mínimos de 18,6 por 15,5 mm. o 21,5 por 12,2 mm. (raza chloris). Pizarro D'Almeida obtuvo para el norte de Portugal en 18 huevos una media de 19,6 por 14,1 mm., con extremos de 18,2 a 21 por 13,6 a 14,9 mm. (raza aurantiiventris). La incubación corre a cargo totalmente de la hembra, quien se sienta ya antes de completar la puesta, aunque entonces deja el nido con gran facilidad en cuanto alguien se acerca. A los trece días nacen los pollos (trece-catorce, Jourdain; doce-catorce, Harrison) cubiertos con un plumón gris blanquecino bastante largo y abundante. El interior de la boca es rosa fuerte, y no hay puntos oscuros en la lengua. Las comisuras son blanco amarillentas. Durante la incubación la hembra es alimentada asiduamente por el macho en el mismo nido. Los pollos son cebados por ambos adultos, los primeros días con larvas de insectos (Lepidoptera y Diptera, sobre todo), pero a los cinco-siete días la regurgitación de semillas es continua, unas enteras y muchas rotas y formando como una pulpa amarillenta o verdosa. A los ocho días ya tienen completamente abiertos los ojos, y a menudo salen del nido a los trece días, siendo todavía incapaces de volar. En lugares concurridos, como arboledas de jardines y parques públicos, calles, avenidas y plazas de pueblos y ciudades, los jóvenes verderones que dejan el nido sin saber aún aletear para mantenerse entre las ramas y el follaje, perecen en el suelo. Los que crecen en zonas tranquilas de la campiña pueden permanecer en el nido dieciséis y dieciocho días. Dos puestas en cada temporada son normales todos los años para cada pareja. Algunas, sin embargo, crían tres veces, y a ellas tienen que corresponder los nidos y pollos volanderos que se encuentran a finales de agosto y primeros de septiembre.
El Verderón Común se halla distribuido por casi toda Europa, excepto en Islandia y mitad norte de Escandinavia. En todas partes es un pájaro abundante y popular. Lo mismo sucede en la Península Ibérica. Cría en Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, y su densidad es muy alta lo mismo en el Norte que en el Sur de Iberia, alcanzando altitudes de más de 1.500 metros, no faltando en bosques de montaña ni en arboledas y valles cercanos a la costa.
Vaurie (1959) distingue para Europa fundamentalmente dos subespecies: Carduelis chloris chloris, que desde Escandinavia y Rusia al Norte, y las Islas Británicas al Oeste, llegaría al Sur hasta Francia, Suiza e incluso Córcega y Cerdeña. Esta raza es más oscura, más grisácea y menos amarillenta que la otra, Carduelis chloris aurantiiventris, que habitaría desde el sur de Hungría y al sur del paralelo 47° N., en Francia, distribuyéndose por Iberia, Italia, Yugoslavia, Balcanes y noroeste de Africa, desde Marruecos a Túnez. Su color es más verde por encima y más amarillo debajo, en ambos sexos, que la denominada chloris, y, sobre todo, los machos son mucho más amarillos en la garganta y el pecho.
La especie es, en gran parte, sedentaria en todo su hábitat. Sin embargo, existen movimientos amplios, unos migradores propiamente y otros simplemente erráticos de corto radio en otoño e invierno, y también hay una cierta trashumancia invernal que se acusa, sobre todo, en los jóvenes, y rara vez en los adultos de más de un año de vida. A la Península Ibérica llegan muchos verderones de las poblaciones europeas pertenecientes a la subespecie chloris, como se ha comprobado siempre al capturarlos para anillamiento en Zumaya y Fuenterrabía (Guipúzcoa). El paso primaveral es allí muy intenso desde finales de febrero con buen tiempo, pero regularmente en marzo y abril, junto con otros fringílidos. Muchos pertenecen a la raza aurantiiventris, son muy amarillos y resultan fáciles de identificar. Estos pasan tarde, en general, no antes de primeros de abril y aún a primeros de mayo. Los machos de la raza chloris, que algunos pajareros confunden con hembras de la subespecie meridional aurantiiventris, pasan, sobre todo, en marzo y en la primera quincena de abril. En el otoño las primeras llegadas se notan en los campos a partir de la segunda semana de octubre, y si el tiempo es bueno, lo que viene sucediendo desde hace años, los bandos no se hacen sensibles en el Norte antes de noviembre, frecuentando entonces los campos donde se ha cultivado el maíz. En toda la Península Ibérica el paso es acusado. Incluso en el Estrecho de Gibraltar, Thiollay y Perthuis (1975), desde sólo dos puestos de observación, entre el 5 y el 20 de octubre contabilizan en vuelo hacia Africa 3.756 verderones. Los primeros días sólo diez-cincuenta por día, y a partir del 12, de doscientos a novecientos. García Rúa (1975) registra en Algarrobo fuerte paso el 6 de octubre, y en la playa de Tarifa (Cádiz), ve numerosos bandos el 14 del mismo mes. En la orilla opuesta (zona de Tánger, Marruecos), Pineau y Giraud-Audine (1976) notan los primeros movimientos de llegada al comienzo de noviembre, y el paso hacia el Norte en primavera se observa ya el 27 de marzo. Los campos donde se cultiva el girasol, concentran grandes cantidades, y los bandos que allí se observan forman a veces verdaderas nubes.
Los cambios repentinos de tiempo, con fríos fuertes en noviembre, diciembre y enero, provocan verdaderas irrupciones de verderones europeos, muchos de los cuales, sin duda, invernan en los campos franceses. El intenso anillamiento a que ha sido sometido este pájaro en toda Europa ha permitido establecer que una gran parte de su población es sedentaria o se mueve en otoño e invierno muy poco. Boyd (1931) estableció claramente que los verderones jóvenes comienzan a dispersarse a las pocas semanas de dejar el nido. En su primer año de vida viajan más que cuando ya adultos han criado en una zona y se establecen entonces en ella el resto de su vida. Las recuperaciones de anillados son casi siempre a distancias inferiores a cinco kilómetros del lugar de nacimiento. Esto supondría como máximo un territorio de unos 80 kilómetros cuadrados en los que presumiblemente se movería el pájaro durante el otoño e invierno en un viajar errático. Hay, sin embargo, registradas numerosas capturas de anillados lejanos. Bannerman (1953) creía difícil que ningún Verderón británico llegara a Iberia, aunque ya conocía uno de origen belga anillado y capturado en Guadalajara. La raza típica chloris no había sido registrada todavía en invierno por los numerosos ornitólogos ingleses que recorrían nuestras tierras y campos andaluces. No obstante, ya hay una recuperación en España de un Verderón británico, y que es por el momento el récord en distancia para este pájaro (1.100 km.). Este caso aislado no debe hacer pensar en una gran entrada de verderones de aquellas islas. Pero es indudable, que pese a lo escrito y observado por los ornitólogos ingleses, un buen número de los verderones que frecuentan nuestros campos en el invierno pertenecen a la raza europea chloris. Dentro de Iberia, y referido a la población nativa, hay un claro erratismo invernal, pero también trashumancia. No otra cosa demuestra, por ejemplo, la captura de un Verderón joven anillado en Milagro (Navarra), y recuperado cuatro años después cerca de Madrid (Boadilla del Monte), en el mes de noviembre, a 290 kilómetros al Sudoeste. También en Baeza (Jaén) otro joven macho anillado en agosto fue recuperado dos meses más tarde en Torrox (Málaga), a 130 kilómetros al Sur-sudoeste. Otro más anillado igualmente en Baeza, en mayo, probablemente en plena reproducción, fue recuperado en Algeciras, a 260 kilómetros al Sudoeste, en octubre dos años después. Muchos más ejemplos atestiguan esta trashumancia, y no pocos un erratismo de corto radio o marcada preferencia sedentaria, criando en el mismo lugar año tras año. fepo_rn1

domingo, 15 de abril de 2007

jilguero






Jilguero
Carduelis carduelis
No es necesario extenderse mucho en la descripción del plumaje del Jilguero, Carduelis carduelis. Esta especie es sobradamente conocida por todos, ornitólogos y aficionados a la Naturaleza. Si algún pájaro es apreciado, éste ocupará los primeros lugares. La espalda y los flancos son castaños, color que en tonos variables y más próximos al beige se extienden al pecho. La máscara roja que ocupa toda la cara desde la frente hasta la parte superior de la garganta es un rasgo inconfundible. Alrededor del pico hay una línea negra y el mismo color tienen la cabeza y nuca. El centro del pecho y el vientre son blancos. Las alas negras tienen una buena proporción de amarillo, excepto la segunda primaria, que carece de él, y hay en las puntas de las primarias y secundarias unas pequeñas manchas blancas muy visibles. La cola está ligeramente ahorquillada o escotada, es de color negro y las rectrices tienen las puntas blanquecinas. En la pareja exterior de cada lado hay una mancha blanca ovalada grande, que puede tener el mismo tamaño en la tercera rectriz, contando de fuera a dentro. Normalmente ésta tiene sólo una pequeña mancha que aveces es imperceptible. Este plumaje es adquirido por muda completa en agosto-septiembre. La distinción entre machos y hembras no es difícil cuando tienen el plumaje completo. El color rojo de la cara en los machos pasa casi siempre por detrás de los ojos, pero no en las hembras, en las que queda al mismo nivel del borde posterior y más a menudo no llega a él. También puede ser distintivo, más difícilmente apreciable, el color negro en los machos adultos de las cerdas que nacen sobre la base de la mandíbula superior o «bigotes», como los denominan los pajareros y que en las hembras son grises. Sin embargo, éste no es muy buen distintivo, puesto que algunos machos, no pocos, en su primer año de vida pueden tener cerdas de color gris o negro poco intenso, lo que origina confusión. Además, sucede que algunas hembras también las tienen gris negruzcas. Las hembras en su primer año de vida tienen «bigotes» siempre gris claro, nunca negruzcos. También otra distinción todavía más insegura puede ser el color de los hombros. Los machos adultos tienen el vértice flexor negro o negruzco y las hembras generalmente pardo, moteado en las jóvenes y también en algunos machos. Igualmente en machos adultos el color negro de la cabeza es más extenso y oscuro, sin el punteado pardo grisáceo que a menudo se observa en muchas hembras adultas. El pico de los jilgueros adultos es cónico, pero largo y puntiagudo, y tiene color blanco rosado con punta oscura; los tarsos y los pies son de color carne y el iris de los ojos, pardo oscuro.
Los jóvenes antes de la muda tienen las partes superiores pardo grisáceas con puntos más oscuros y también rayas. Las partes inferiores, mentón, garganta, pecho y flancos son pardo blancuzcos. Las alas y la cola son como las de los adultos, pero hay en las puntas unas manchitas beige. En la cabeza carecen completamente del color rojo y negro.
Durante la época de la reproducción frecuenta campiña arbolada, huertos de frutales, parques, jardines, bosques e incluso el interior de ciudades y pueblos. También campo abierto, pero menos frecuente como nidificante. A partir de agosto los bandos se reúnen en terrenos despejados, monte bajo, rastrojeras, cultivos y en zonas abiertas, siempre buscando las cercanías de riachuelos, charcas y marismas. Normalmente viven en parejas solamente durante la cría, y aun así no es infrecuente ver varias juntas en vuelo formando pequeños grupos. Los jóvenes se agrupan inmediatamente que son capaces de defenderse, comiendo con independencia de los padres. Así, el Jilguero es durante gran parte del año una especie gregaria, y los bandos pueden estar formados por centenares de individuos. Habitualmente come en el suelo y sobre las plantas parásitas o los arbustos. En estos últimos adopta posturas acrobáticas, y se vale de su afilado pico para extraer las semillas, sobre todo de los cardos y otras plantas compuestas. En el suelo camina a saltos y se desenvuelve bien, manteniéndose en postura bastante erguida y llevando la cola bien pegada al suelo. En los árboles y arbustos prefiere posaderos altos. Si lo hace en una caña baja, pronto se lanza al suelo. Vuela con rapidez y potencia. En vuelos cortos recuerda una mariposa y más bien revolotea. Pero en distancias grandes lo hace de forma tan ondulada que se ha dado en llamar «vuelo danzante». En él los jilgueros no son silenciosos, y su voz musical los identifica en seguida, aunque no seamos capaces de distinguir el color del plumaje.
Describir el agradable y musical canto del Jilguero es empresa difícil e inútil, puesto que es un pájaro tan popular y apreciado que pocas son las personas que no lo han observado de cerca alguna vez. La combinación de notas musicales y gorjeos, junto con silbidos melodiosos y alguna nota raspante que no todos intercalan, es sonido habitual en la campiña Ibérica. Su voz más conocida, un ¡tsuit-ui-ui! o ¡tliu-ii!, es una habitual forma de llamada del macho a la hembra, o al revés.
Durante el tiempo de la reproducción y aun antes, a la vez que lanzan este agradable sonido, giran a derecha e izquierda el cuerpo o simplemente la cola. Si los jilgueros se muestran agresivos entre ellos, emiten continuamente un sonido gutural regañante que se puede representar malamente por ¡gerrr...!
Los jilgueros comienzan a cantar, si el tiempo es soleado, en el mes de febrero. A menudo, a primeros de mes, pero más corrientemente desde el 15 en adelante. Canto en enero es ocasional. Con mayor fuerza lo hacen durante toda la primavera, y solamente quedan silenciosos en agosto y septiembre. Octubre contempla una reactivación en el canto, que cesa en noviembre y diciembre. Aun así, con tiempo excepcionalmente cálido, lo hacen a menudo.
La alimentación es fundamentalmente vegetal, pero también incluye una pequeña parte de insectos. De todas las plantas, los cardos son los favoritos y los campos donde crecen pueden concentrar centenares de pájaros. Pero también comen otras muchas semillas y brotes de plantas y árboles. Están especializados por la estructura de su pico en comer las de plantas de la familia Compositae, especialmente los cardos, como ya se ha dicho (Carduus y Cirsium), pero también el Diente de León, Taraxacum officinale, el Cardillo, Senecio vulgaris, y otras plantas (Centauria, Dipsacus, Filipendula ulmaria, Stellaria, etc.). Los brotes y yemas de los árboles que picotea y come más son los del Olmo, Ulmus, Abedul, Betula, Aliso, Alnus, etc. Estos, al final del invierno, y las plantas y semillas en todas las épocas. Entre los insectos dominan sobre todo larvas de Lepidóptera, Diptera, Hymenóptera y pequeños Coleóptera. La búsqueda de alimento obliga a los jilgueros a viajar distancias considerables en un solo día. Otras veces un campo de rastrojo los entretiene allí durante muchas horas. La necesidad de beber y bañarse es perentoria en ellos, y a no ser en épocas de excesivo calor, normalmente lo hacen por la mañana y al atardecer.
El cortejo de los machos es un espectáculo no difícil de observar. El Jilguero es un pájaro de carácter agresivo y fácilmente irritable. Las peleas entre los machos, e incluso entre macho y hembra, son frecuentes, y se realizan en pleno vuelo de forma realmente espectacular y acompañadas de su típica voz regañante. En marzo los machos que ya están emparejados se acercan al posadero de la hembra y adoptan una curiosa postura, abombando el lomo y girando a derecha e izquierda mientras estienden ora un ala ora la otra, probablemente tratando de que el color amarillo de las plumas se destaque aún más y extendiendo la cola para que las «alubias» blancas de las rectrices sean también visibles. Las hembras no son seres pasivos ante estas demostraciones de los machos, síno que colaboran a ellas de forma muy curiosa, girando el cuerpo a un lado y a otro. El cortejo incluye, además, que los machos ceben a las hembras, mientras éstas, agachadas, entreabren las alas, que sufren un temblor muy acusado.
La nidificación puede empezar en abril y ocasionalmente en marzo. En la última semana de abril se han visto muchas veces ya pollos volanderos. Sin embargo, como norma general, la mayoría de las parejas comienzan a construir en Iberia el nido entre el, 10 y el 30 de abril. En zonas especialmente abrigadas del Norte y del Sur, hay muchas puestas completas, y las hembras incubando en abril. Cada nido es una obra de arte que la hembra se esmera en hacer de forma impecable, y que abandona si nota que ha sido manipulado, aunque sea sólo ligeramente. Está formado normalmente por una compacta masa de musgo, raicillas, hierba seca, líquenes, lana y plumón vegetal, forrado en su interior con más lana y algunos pelos y plumas. Colocado en la rama lateral de un árbol o un arbusto, las alturas del suelo varian entre 1,8 y 10 metros. Ocasionalmente, más bajos, y también a mayor altura. Pero casi siempre entre dos y tres metros. El nido es tan pequeño que, con frecuencia, es difícil de encontrar, a no ser por la alarma de los pájaros cuando nos acercamos. El retraso en su construcción es debido muchas veces a que los jilgueros buscan poder ocultarlo bien entre las hojas y, en realidad, que casi siempre lo consiguen. Los árboles frutales, perales sobre todo, y los emparrados, son preferidos. También las coníferas, y en jardines donde hay alguno de estos árboles, sobre todo Cupressus, no falta un nido o dos en ellos. En pueblos y ciudades son habituales en jardines, anidando en plantas exóticas. Incluso en algunos pueblos del Norte se ven criar todos los años en matas de geranios en balcones que caen sobre calles de intenso tráfico. También en plantas trepadoras olorosas, árboles de adorno, etc.
La puesta normal está formada por cuatro-cinco huevos. A menudo las hay de tres y seis, y son muy raras las de siete. Su color es blanco azulado y habitualmente tienen puntos y manchitas de color que varía desde el negruzco al violáceo o el rosa. A menudo se agrupan en el extremo más ancho, y también hay huevos muy poco moteados, casi blanco azulados uniformes. Jourdain, para cien huevos colectados en Gran Bretaña, obtuvo un promedio de medidas de 17 x 12,8 mm., con un máximo de 19 x 13,5 mm. y un mínimo de 15,5 x 12,2 mm. D'AImeida, para once recogidos en el norte de Portugal, obtuvo una media de 16,6 x 12,4 mm., con extremos de 16 a 17,1 x 11,4 a 12,9 mm. Son lisos y brillantes, y la hembra incuba sola a partir de la puesta del tercer huevo. Si se la molesta, los abandona muy fácilmente. Muchos nidos de jilgueros se pierden en primeras puestas a causa de la falta de una suficiente cobertura vegetal y fuertes lluvias, no infrecuentes en abril, destrozan los nidos y enfrían las puestas. Las hembras son alimentadas en el nido por los machos, y durante doce-catorce días incuban sin apenas moverse. Al nacer, los pollos están cubiertos parcialmente con un plumón gris negruzco, relativamente largo y espeso. El interior de la boca es rojizo y se vuelve violáceo en el paladar. Los ángulos posteriores de la lengua son más pálidos, pero no se forman puntos bien definidos. Las comisuras son de color crema.
Ambos adultos alimentan a los pollos con una mezcla de semillas e insectos, más aquéllas que éstos. Durante trece-dieciséis días permanecen en el nido, y al salir continúan siendo atendidos por sus padres por lo menos por otra semana más. Agrupados en pequeños bandos familiares, ocasionalmente los adultos ceban a los jóvenes aun después de muchos días de haber dejado el nido. Cada pareja realiza un mínimo de dos crías anuales y tres son frecuentes también. Los pollos que se ven volanderos en agosto, y alguna vez en la primera semana de septiembre, deben corresponder a terceras puestas.
Carduelis carduelis es una especie ampliamente extendida por Europa, criando desde el sur de Escandinavia hasta el norte de Africa. A causa de su popularidad fue introducido en Australia, Tasmania, Nueva Zelanda, Argentina, Bermudas y Norteamérica, incrementándose de tal manera que es ahora allí un pájaro común en los jardines, salvo en el último país, donde puede haber llegado a quedar extinguido. En la Península Ibérica es un pájaro muy abundante. Se reproduce también en Baleares, donde es común y hay una mayor densidad en algunas zonas. Se aprecia claramente un decrecimiento en varias regiones, como, por ejemplo, en el País Vasco. No quiero decir que las continuas capturas para enjaular tengan la culpa de esta situación, porque jilgueros se han cogido siempre, y en mucha mayor proporción que ahora. Hay otras causas, como el creciente uso de herbicidas en los campos, que pueden ser origen de descenso en las poblaciones. Tribus enteras dejilgueros con canto, que los aficionados distinguían bien por sus peculiares emisiones de notas y redobles, han quedado exterminadas.
El Jilguero que vive y se reproduce en Iberia es más pequeño de proporciones que el del resto de Europa, que vemos aquí en otoño e invierno. A estos últimos se les llama «cabezones», en atención a lo grande que tienen cabeza y pico. Además, su coloración es distinta. El rojo es más vivo, no tan oscuro, y hay mayor contraste con el blanco y el negro de la cara y cabeza. Incluso en el carácter, el Jilguero europeo es más agresivo y canta peor. Su voz es menos líquida y musical, y «rasca» más veces. Algunos jilgueros tienen las manchas blancas de las rectrices de la cola muy grandes. Incluso estas «alubias» están presentes en las tres rectrices exteriores de cada lado, no sólo en las dos últimas. Estos pájaros son conocidos como «jilgueros reales» por muchos pajareros europeos, que tratan de buscarlos por todos los medios, por tener un canto más fluido y musical.
Carduelis carduelis parva es la raza que Vaurie (1959) asigna para la Península Ibérica y Baleares, no admitiendo la subespecie propeparva, de Von Jordans (1923) para Mallorca. Nuestra raza se separa principalmente por las características que se apuntan arriba. Es más pequeña que la europea Carduelis carduelis, y tiene un pico más corto y fino, pareciéndose en el color de la espalda más a la subespecie carduelis britannica, por ser más oscura y menos rojiza.
Los jilgueros españoles están sujetos a partir de agosto a un erratismo invernal que los puede llevar lejos de su lugar de nacimiento, por lo que sabemos hasta ahora. Así, los que nacen en Asturias tienen un área de dispersión superior a la calculada.
A partir de octubre son ingentes las cantidades de los que llegan de más allá de los Pirineos. Prácticamente la gran mayoría de los jilgueros británicos abandonan aquellas islas y siguiendo el litoral Atlántico de Francia y sobrevolando las Landas, llegan a Iberia. De las recuperaciones de anillados (Newton, 1972) se deduce que hay una concentración grande en la zona Cantábrica y la Rioja, pero también muchos alcanzan el centro de España, e incluso el sur de Andalucía y norte de Africa. Sin embargo, su principal área de invernada queda en las dos terceras partes del occidente peninsular, faltando o siendo muy escasos en Cataluña y Levante, donde posiblemente es reemplazada la raza britannica por la carduelis del resto de Europa. La presencia de estos jilgueros foráneos durante el invierno se observa fácilmente. Su colorido, estructura de la cabeza y mayor tamaño general los hace inconfundibles.
El paso primaveral es muy notorio por toda la Península a partir del mes de marzo, y se extiende durante abril y los primeros días de mayo. No obstante, hay lugares donde la concentración de jilgueros en paso es muy notable. Así, en el País Vasco se ven a millares volando sobre los campos muy cerca de la costa, y también siguiendo el litoral por encima del mar. El paso es constante en lugares ya tradicionales en que, por la especial configuración del terreno, los pájaros vuelan a baja altura y con fuerte viento del Sur se ven obligados a vuelos rasantes por entre los matorrales y la misma hierba. Lo mismo en la costa Mediterránea que en la Cantábrica, los bandos de jilgueros volando rápidamente hacia el Norte en el mes de abril son un espectáculo inolvidable. En algunas zonas norteñas, el paisaje ha sido transformado por la industrialización y las autopistas, pero los jilgueros siguen pasando en gran número. Vuelan en grupos de diez-cincuenta individuos, y ocasionalmente más. Algunos se ven dispersos, y el paso no se interrumpe en todo el día, aunque hay un máximo en las primeras horas de la mañana hasta las ocho (hora solar) y también en las últimas de la tarde.
En el otoño la llegada es menos espectacular, pero no inferior en densidad, casi por los mismos lugares, notándose una tendencia a volar menos por la línea costera, buscando más directamente el interior. Entonces los jilgueros se estacionan por campos y rastrojeras, comiendo numerosas semillas silvestres, cardos y cardillos. Muchos millones deben invernar en los campos andaluces y castellanos. El vuelo hacia Africa a través del Estrecho de Gibraltar es un hecho notorio que atestiguan, entre otros ornitólogos, Thiollay y Perthuis (1975), quienes desde solamente dos puestos de observación, del 1 al 20 de octubre controlan el paso de 1.739 jilgueros. Pineau y Giraud-Audine (1976) consideran a Carduelis carduelis, junto con Acanthis cannabina, como el fringílido invernante más común en el norte de Marruecos. Las recuperaciones de anillados procedentes de la mayoría de los países europeos se suceden todos los otoños e inviernos, y no puede por ello hacerse aquí ni siquiera un corto resumen.... fepo RN1.



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